SIDNEY.- El consumo de verdura de hoja verde puede contribuir a
estimular la producción de células que protegen el sistema digestivo de
diversas enfermedades, entre ellas el cáncer, de acuerdo a un estudio
divulgado hoy en Australia.
Los investigadores, liderados por Gabrielle Belz, del Instituto Walter y Eliza Hall de ese país, descubrieron que esas células inmunológicas, llamadas linfoides innatas (ILC, en inglés), se encuentran en la capa que recubre el sistema digestivo y protegen al intestino de las bacterias perjudiciales.
Las ILC jugarían un papel importante en el control de las alergias a los alimentos, enfermedades inflamatorias, previenen la obesidad e incluso el desarrollo de cáncer intestinal, según un comunicado del Instituto Walter y Eliza Hall.
Belz, junto a Lucie Rankin, Joanna Groom y sus colegas de esa institución, descubrieron que el gen denominado T-bet es clave para la producción de esas células inmunológicas, esenciales para mantener el balance entre la inmunización, la inflamación y la tolerancia, así como la respuesta a estímulos generados por los alimentos que consume el organismo.
"Descubrimos que el T-bet es el gen clave que instruye a las células precursoras a convertirse en ILC, como una respuesta a señales emitidas por la comida ingerida y a la bacteria presente en el intestino", comentó Belz.
"Estamos comenzando a comprender la importancia de estas células inmunológicas en la regulación de las alergias e inflamaciones y sus vínculos con el cáncer intestinal y otras enfermedades como la de Crohn", aseveró.
Gen clave
La autora del estudio, que fue publicado en la revista científica "Nature Inmunology", explicó que las ILC son esenciales para la vigilancia inmunológica del sistema digestivo. Esta es la primera vez que se identifica a los genes responsables de la producción de estas células linfoides innatas.
Según el análisis, las proteínas presentes en la verdura de hoja verde o crucíferos como el brócoli interactúan con los receptores superficiales que activan el T-bet y pueden ser cruciales en la producción de las ILC.
"Nos interesa profundizar en el análisis de cómo esta clase de vegetales es capaz de 'dialogar' con los T-bet para producir ILC", comentó.
Dichas células producen, además, una hormona denominada interleucina 22 (IL-22) que ayuda a reparar el epitelio, conjunto de células que recubren el intestino.
Sin el gen T-bet, el cuerpo es más sensible a infecciones bacterianas contraídas a través del sistema digestivo, por lo que un buen balance de estas células en el cuerpo contribuye a promover la presencia de bacterias "buenas" en el intestino y a la cicatrización de heridas comunes a sus tejidos.
Los investigadores, liderados por Gabrielle Belz, del Instituto Walter y Eliza Hall de ese país, descubrieron que esas células inmunológicas, llamadas linfoides innatas (ILC, en inglés), se encuentran en la capa que recubre el sistema digestivo y protegen al intestino de las bacterias perjudiciales.
Las ILC jugarían un papel importante en el control de las alergias a los alimentos, enfermedades inflamatorias, previenen la obesidad e incluso el desarrollo de cáncer intestinal, según un comunicado del Instituto Walter y Eliza Hall.
Belz, junto a Lucie Rankin, Joanna Groom y sus colegas de esa institución, descubrieron que el gen denominado T-bet es clave para la producción de esas células inmunológicas, esenciales para mantener el balance entre la inmunización, la inflamación y la tolerancia, así como la respuesta a estímulos generados por los alimentos que consume el organismo.
"Descubrimos que el T-bet es el gen clave que instruye a las células precursoras a convertirse en ILC, como una respuesta a señales emitidas por la comida ingerida y a la bacteria presente en el intestino", comentó Belz.
"Estamos comenzando a comprender la importancia de estas células inmunológicas en la regulación de las alergias e inflamaciones y sus vínculos con el cáncer intestinal y otras enfermedades como la de Crohn", aseveró.
Gen clave
La autora del estudio, que fue publicado en la revista científica "Nature Inmunology", explicó que las ILC son esenciales para la vigilancia inmunológica del sistema digestivo. Esta es la primera vez que se identifica a los genes responsables de la producción de estas células linfoides innatas.
Según el análisis, las proteínas presentes en la verdura de hoja verde o crucíferos como el brócoli interactúan con los receptores superficiales que activan el T-bet y pueden ser cruciales en la producción de las ILC.
"Nos interesa profundizar en el análisis de cómo esta clase de vegetales es capaz de 'dialogar' con los T-bet para producir ILC", comentó.
Dichas células producen, además, una hormona denominada interleucina 22 (IL-22) que ayuda a reparar el epitelio, conjunto de células que recubren el intestino.
Sin el gen T-bet, el cuerpo es más sensible a infecciones bacterianas contraídas a través del sistema digestivo, por lo que un buen balance de estas células en el cuerpo contribuye a promover la presencia de bacterias "buenas" en el intestino y a la cicatrización de heridas comunes a sus tejidos.
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