Tal como ciertos aromas despiertan el apetito, también existen otros que pueden activar la sensación de saciedad en ciertas áreas del cerebro.
Así lo indica un estudio dirigido por Rianne Ruijschop, quien señaló en la revista Agricultural and Food Chemistry que cuando las personas mastican los alimentos, los aromas "viajan" hasta la parte posterior de la nariz desde el interior de la boca, ayudando a calmar la sensación de hambre.
"Estos resultados fueron bastante inesperados", indicó Ruijschop a LiveScience.
En los experimentos realizados por los científicos, pudieron constatar que ciertos aromas, sabores y texturas son especialmente eficaces a la hora de hacer sentir que las personas se sientan satisfechas.
Por ejemplo, los alimentos sólidos, ofrecen una liberación prolongada de aromas, y resultan ser más saciantes que los alimentos líquidos.
En tanto, aromas complejos con múltiples componentes llenan más que los de uno solo, pues engaña al cerebro al decirle que la persona está comiendo un plato grande con varios alimentos.
Estos hallazgos podrían ayudar a los investigadores a desarrollar una nueva generación de alimentos donde los aromas ayuden a que las personas se sientan más satisfechas, transformándose en un arma en la lucha contra la obesidad.
De hecho, para los científicos los alcances de esta investigación, van desde que se podrían añadir cápsulas que aumenten o prolonguen el sabor o la liberación de aromas en los productos, hasta reducir el tamaño de un bocado, pero aumentar determinados aromas que sugieran que la comida es rica en energía.
Sin embargo, a pesar del éxito de esta iniciativa -que se encuentra en estudio para analizar el efecto prolongado en el tiempo-, Ruijschop señaló que esta no es una solución por sí misma, sino que implica un cambio en el estilo de vida de los afectados.
Así lo indica un estudio dirigido por Rianne Ruijschop, quien señaló en la revista Agricultural and Food Chemistry que cuando las personas mastican los alimentos, los aromas "viajan" hasta la parte posterior de la nariz desde el interior de la boca, ayudando a calmar la sensación de hambre.
"Estos resultados fueron bastante inesperados", indicó Ruijschop a LiveScience.
En los experimentos realizados por los científicos, pudieron constatar que ciertos aromas, sabores y texturas son especialmente eficaces a la hora de hacer sentir que las personas se sientan satisfechas.
Por ejemplo, los alimentos sólidos, ofrecen una liberación prolongada de aromas, y resultan ser más saciantes que los alimentos líquidos.
En tanto, aromas complejos con múltiples componentes llenan más que los de uno solo, pues engaña al cerebro al decirle que la persona está comiendo un plato grande con varios alimentos.
Estos hallazgos podrían ayudar a los investigadores a desarrollar una nueva generación de alimentos donde los aromas ayuden a que las personas se sientan más satisfechas, transformándose en un arma en la lucha contra la obesidad.
De hecho, para los científicos los alcances de esta investigación, van desde que se podrían añadir cápsulas que aumenten o prolonguen el sabor o la liberación de aromas en los productos, hasta reducir el tamaño de un bocado, pero aumentar determinados aromas que sugieran que la comida es rica en energía.
Sin embargo, a pesar del éxito de esta iniciativa -que se encuentra en estudio para analizar el efecto prolongado en el tiempo-, Ruijschop señaló que esta no es una solución por sí misma, sino que implica un cambio en el estilo de vida de los afectados.
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