En retiro. Eso está pasando en los últimos años en Chile con la
costumbre de sentarse a comer en familia. Según los expertos, el hábito
se ha ido diluyendo por el ritmo de la vida moderna, al punto de que
para muchos jóvenes la clásica escena de la familia compartiendo en
torno a la mesa no se compara con la comodidad de las bandejas en sus
piezas.
Pero un nuevo estudio de la Universidad de Illinois (EE.UU.),
corroboró que los hijos que comen junto a su familia tienen menos
riesgos de sufrir trastornos alimenticios.
La investigación -que revisó 17 estudios sobre patrones de
alimentación y nutrición de 200 mil niños y adolescentes- mostró que
quienes comen en familia presentan tasas más bajas de bulimia y
anorexia, menos índices de comidas omitidas y menores índices de
tabaquismo. "Los padres pueden no ser capaces de reunir a sus familias
en la mesa siete días a la semana, pero sí pueden programar tres comidas
en familia a la semana para salvaguardar la salud de sus hijos de forma
significativa", dijo Barbara Fiese, investigadora del estudio en un
comunicado de la universidad.
El informe mostró que los adolescentes que comen tres comidas a la
semana en familia son un 12% menos propensos a tener sobrepeso.
Es más. Quienes lograron hacerlo cinco veces a la semana, demostraron
ser un 35% menos propensos a tener desórdenes alimenticios que quienes
no lo hacen, y un 24% más favorables a formar hábitos saludables de
alimentación.
Por trastornos de alimentación, la investigación publicada en la
revista Pediatrics, definió grandes atracones de comida, seguidos por
vómitos -conducta bulímica-, el consumo de pastillas para adelgazar o
laxantes, saltarse comidas, comer poco y fumar para controlar el peso.
Para Marcela Paredes, jefa de Pediatría de Clínica Santa María, el
estudio sirve para recordar la importancia de la mesa familiar,
"costumbre que permite a los niños, además, mejorar su lenguaje,
confianza, habilidades para comunicarse y conocimiento de la
contingencia, y que además los ayuda a que sean menos individualistas e
intolerantes".
Alejandro Maturana, siquiatra de Clínica Las Condes, concuerda,
señalando que, además, de conseguir una mejor alimentación "comer en
familia ayuda a desarrollar habilidades sociales que después se ponen en
práctica en la vida".
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