El equipo dirigido por Mette C. Tollanes, de la Universidad de Bergen, analizó los tipos de parto entre más de 1,7 millones de nacimientos de bebés únicos notificados al Registro Clínico de Nacimientos de Noruega entre 1967 y 1998.
Los autores usaron datos del Esquema Nacional del Seguro Social para determinar la cantidad de niños que, hasta los 18 años o el 2002, desarrollaron asma grave.
Entre 1967 y 1998, el riesgo de asma fue un 50 por ciento más alto entre los chicos nacidos por cesárea que los que nacieron por parto natural, informaron los autores.
El equipo halló un 19 por ciento más riesgo entre los niños nacidos por parto vaginal con ayuda de instrumentos (fórceps o aspiración).
Entre 1988 y 1998, cuando el registro distinguió entre cesáreas de emergencia y electivas, surgieron diferencias inesperadas.
Comparado con los partos vaginales espontáneos en ese período, las cesáreas de emergencia causaron un 59 por ciento más riesgo de asma que las programadas (un 42 por ciento). Los partos vaginales con asistencia instrumental elevaron un 14 por ciento el riesgo de asma en esa década.
Estos resultados confirman la existencia de una relación moderada entre la cesárea y el asma, indicaron los autores. Aún hay que establecer las causas.
Según Tollanes, existirían dos teorías principales. "La primera es que los bebés que nacen por cesárea no están expuestos a las bacterias maternas durante el parto, lo que influye en el desarrollo del sistema inmune", explicó a través de un comunicado.
"La otra es que los bebés que nacen por cesárea sufren más problemas respiratorios después del parto porque están menos expuestos a las hormonas del estrés y a la compresión del tórax, dos mecanismos que ayudan a eliminar el líquido amniótico de los pulmones", agregó.
Eso, quizás, puede afectar la función pulmonar en el largo plazo, explicó Tollanes.
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