El beber vino con moderación estaría asociado con un menor riesgo de
desarrollar depresión, según un estudio publicado en la revista BMC Medicine. Los resultados reportados por la Red de investigación PREDIMED
sugieren que consumir alcohol en cantidades moderadas tendría efectos
protectores similares en la depresión que los que se han observado en la
enfermedad coronaria.
El consumo de alcohol en todo el mundo es cada vez mayor y estudios
previos han demostrado que su consumo excesivo está relacionado con
problemas de salud mental, como la depresión. Sin embargo pocos estudios
han analizado la relación entre la salud mental y el consumo moderado
de alcohol. En este nuevo estudio los investigadores siguieron a más de
5.500 bebedores de alcohol en cantidades de ligeras a moderadas hasta
por siete años. Los resultados muestran una relación inversa entre el
consumo de alcohol y la incidencia de la depresión.
Los participantes, con edades comprendidas entre 55 y 80 años, nunca
habían sufrido de depresión o habían tenido problemas relacionados con
el alcohol cuando comenzó el estudio. Su consumo de alcohol, salud
mental y estilos de vida fueron seguidos durante un máximo de siete años
a través de visitas anuales, exámenes médicos repetidos, entrevistas
con especialistas en dietética y cuestionarios.
La principal bebida alcohólica tomada por los participantes del
estudio fue el vino. El análisis demostró que los que bebían cantidades
moderadas de vino eran menos propensos a sufrir de depresión. Las tasas
más bajas de depresión se observaron en el grupo de individuos que
bebían de dos a siete pequeñas copas de vino por semana. Estos
resultados siguieron siendo significativos incluso cuando en el análisis
del grupo se consideraron factores del estilo de vida y condiciones
sociales, como el tabaquismo, la dieta y el estado civil.
El profesor Miguel A. Martínez González, de la Universidad de Navarra
(España) y autor principal del artículo dijo: "Cantidades bajas de
consumo de alcohol podrían ejercer un mecanismo de protección de manera
similar al observado para la enfermedad cardíaca coronaria. De hecho, se
cree que la depresión y la enfermedad cardíaca coronaria comparten
algunos mecanismos comunes". Los estudios previos han indicado que los
compuestos no alcohólicas en el vino, tales como el resveratrol y otros
compuestos fenólicos, pueden tener efectos protectores sobre ciertas
áreas del cerebro.
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