viernes, 18 de enero de 2008

Cómo prevenir la gripe

La alimentación juega un papel destacado en el funcionamiento del sistema inmunitario, clave para evitar o superar procesos gripales.

La gripe es una enfermedad infecciosa causada por un virus, por lo que los antibióticos no son eficaces en su tratamiento.

Se manifiesta con fiebre, alteraciones en el sistema respiratorio y dolores musculares. Se considera que la vacunación es el mejor modo de prevenir esta enfermedad, si bien la alimentación juega un papel fundamental en el funcionamiento del sistema inmunitario.

La importancia de la alimentación como prevención

La función del sistema inmunológico, encargado de protegernos frente a las infecciones, puede estimularse mediante la alimentación. La vitamina C, presente sobretodo en la naranja, la mandarina, el pomelo, las fresas, los kiwis, y algunas verduras como los pimientos o las coles, es uno de los nutrientes capaces de estimular la función inmunológica. Existen además otros nutrientes, cuya deficiencia aumenta el riesgo de contraer infecciones. Algunos de estos nutrientes son el selenio, presente en los huevos, los cereales, las legumbres, la carne y el pescado; o el zinc, cuyas fuentes alimentarias son el hígado, el queso curado, los mariscos, las legumbres, el huevo y los frutos secos.

Una vez que la gripe ya ha empezado a mostrar sus primeros síntomas, resulta inútil tomar cualquier tipo de antibiótico

Es importante recordar la función de las bacterias ácido-lácticas presentes en los lácteos fermentados como los yogures, ya que éstas son capaces de atravesar la barrera gastrointestinal y actuar sobre la flora intestinal, mejorando el equilibrio de la misma.

Cuando la gripe ya se ha contraído

Una vez que la gripe ya ha empezado a mostrar sus primeros síntomas, resulta inútil tomar cualquier tipo de antibiótico, ya que éstos no ejercen ningún efecto sobre los virus. Si bien, se puede optar por tomar algún medicamento capaz de aliviar los molestos síntomas de la gripe como anticongestivos nasales, analgésicos para el dolor o antipiréticos para bajar la fiebre.

Conviene tener en cuenta que una vez que la gripe se ha contraído, la alimentación sigue jugando un papel importante. Los líquidos tienen una función esencial, ya que en caso de fiebre, evitan la deshidratación y la sequedad de las mucosas además de ayudar a eliminar toxinas presentes en el organismo. Una opción es la de tomar infusiones de plantas como el eucalipto, la echinácea o la verbena, ya que de este modo además de aportar líquidos al organismo, se consigue aprovechar todas las propiedades beneficiosas que estas plantas ejercen sobre las vías respiratorias.

Cuando se padece una gripe, resulta muy útil preparar alimentos variados y fáciles de digerir, que no sean muy grasos y que estén cocinados mediante técnicas suaves como el hervido, la plancha o el horno para intentar paliar la falta de apetito que suele aparecer al sufrir un poceso gripal.

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Actualmente son muchos países los que reconocen los efectos beneficiosos de esta costumbre tan española. Así lo corrobora la investigación realizada en 2007 por Nasaka A y Oikonomou y publicada en Archives of Internal Medicine 167, la siesta es una de las mejores recetas para eludir los problemas cardíacos. Se demostró también, que los sujets que dormían siesta ocasionalmente redujeron en un 12 por ciento frente a los que lo hacían habitualmente lo redujeron un 37%. Del mismo modo la Academia Americana del Sueño ha realizado un estudio al que ha titulado 'Siesta' los beneficios que aporta su práctica.
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