viernes, 26 de octubre de 2007

Estudio demuestra cómo el ejercicio protege el corazón

NUEVA YORK (Reuters Health) - Se sabe que el ejercicio físico regular reduce el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular (ACV) y otros problemas similares, pero hasta ahora se desconocía cómo la actividad física protege el corazón.

Un estudio publicado esta semana sugiere que los efectos beneficiosos del ejercicio sobre un conjunto de factores de riesgo cardiovasculares representan casi toda la mejoría de la salud cardíaca.

Al analizar subconjuntos de esos factores, ciertos biomarcadores que influían en la función y la inflamación arterial, principalmente el fibrinógeno, la proteína C reactiva y la molécula de adhesión intercelular, lograban juntos la mayor reducción del riesgo (33 por ciento).

La disminución de la presión arterial inducida por el ejercicio fue el siguiente elemento más importante para reducir el riesgo cardíaco (27 por ciento), seguido de los efectos beneficiosos del ejercicio sobre las grasas (alrededor del 15 por ciento). Contribuciones más pequeñas a la relación inversa entre el ejercicio y la salud cardíaca las hicieron el índice de masa corporal, que es la relación entre la altura y el peso, (10 por ciento) y la diabetes (9 por ciento).

Los factores inflamatorios y hemostáticos, que hacen más densa o coagulan la sangre, "tienen funciones que se superponen y, en nuestro estudio, tuvieron el mayor efecto sobre la cardioprotección mediada por el ejercicio, más aún que las presión o el peso", declaró por escrito la autora principal del estudio, doctora Samia Mora, de Harvard Medical School y Brigham and Women's Hospital, en Boston.

El estudio, publicado online en Circulation, se realizó sobre más de 27.000 participantes de Women's Health Study, a las que se controló durante 11 años para registrar si sufrían un infarto o un ACV.

A las mujeres, cuya edad promedio era de 55 años al inicio del estudio, se les evaluó un conjunto de factores de riesgo cardiovasculares y niveles de ejercicio.

Un total de 979 mujeres tuvo un infarto durante el estudio. Según el equipo, los infartos y los ACV disminuyeron un 41 por ciento en las mujeres que hacían más ejercicio (más de 5 horas de actividad moderada, como caminar enérgicamente en la semana), contra un grupo control (con menos de 1 hora semanal de ejercicio).

La reducción de los infartos y los ACV fue del 32 por ciento en mujeres con 2 a 5 horas semanales de actividad física moderada, y del 27 por ciento para las mujeres con 1 a 2 horas de actividad semanal. Estos resultados, comentó Mora, indican que los beneficios del ejercicio a largo plazo comienzan con un bajo nivel de actividad física: de unas 2 horas por semana.

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Actualmente son muchos países los que reconocen los efectos beneficiosos de esta costumbre tan española. Así lo corrobora la investigación realizada en 2007 por Nasaka A y Oikonomou y publicada en Archives of Internal Medicine 167, la siesta es una de las mejores recetas para eludir los problemas cardíacos. Se demostró también, que los sujets que dormían siesta ocasionalmente redujeron en un 12 por ciento frente a los que lo hacían habitualmente lo redujeron un 37%. Del mismo modo la Academia Americana del Sueño ha realizado un estudio al que ha titulado 'Siesta' los beneficios que aporta su práctica.
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